La poesía de Carmen Gil pone de manifiesto este deseo y así lo hemos analizado, recitado, escenificado...
Para finalizar unos deliciosos bocatas de jamón y hasta la próxima.
Aprender jugando es posible y, sobre todo, es divertido seguir improvisando en cada sesión.
Gracias, una vez más, a las madres que han colaborado en la sesión y, como no, al grupo por su buena actitud ante la poesía.
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