MOVIMIENTO COOPERATIVO DE ESCUELA POPULAR

M.C.E.P-CLM
(MOVIMIENTO COOPERATIVO DE ESCUELA POPULAR
DE CASTILLA-LA MANCHA)

"Si se hacen cosas reales, también son reales sus consecuencias"

Loris Malaguzzi



lunes, 2 de marzo de 2009

CELESTIN FREINET





El día 1 de enero de 1920, Celestin Freinet era nombrado maestro en la escuela para chicos de Bar-sur-Loup ( Alpes Marítimos).

Llegaba en un pequeño tren, con su baúl metálico de oficial como único equipaje. Tan pobre era que no pudo comprar una maleta de viaje. Su delicado estado de salud le impedía subir andando la cuesta hacia el pueblo donde se encontraba , encaramado en lo alto de la colina. Eran la secuelas de la guerra (1914-1918) que le habían convertido en un enfermo, con los pulmones atravesados por esquirlas de metralla. Se asfixiaba al caminar y le preocupaba la subida. Lo más sencillo era subirse al viejo carro de correos en compañía de dos campesinos que le hablaban de su nuevo destino. ¡En marcha!

El carro se detuvo en la vieja plaza del castillo.

-Mire, joven, ¡ aquí está la escuela !

En seguida el nuevo maestro entra en el aula. ¡Qué pobre está! Mesas viejas, una tarima, una pizarra, unos tableros de lectura, dos o tres mapas: he aquí todo el mobiliario escolar de hace veinte años.

Pensativo, el nuevo maestro reflexiona: “Voy a dar clase por primera vez, ¿sabré hacerlo?...¿sabré cómo hablarles a mis jóvenes alumnos? ¿cómo interesarlos? ¿cómo instruirlos?
Los pequeños alumnos de Bar-sur-Loup tienen de 6 a 8 años. Son como todos los niños de esas edades: escuchan durante cinco minutos, luego se alborotan, hablan, se meten unos con otros, se levantan…El maestro se agota intentando conseguir que se estén quietos. A veces, se siente tan fatigado de gritarles que tiene que salirse de la clase y subirse a su casa a descansar y recobrar el aliento.

Hay días en los que se desanima y piensa: “no, nunca podré ser un maestro de escuela”
Afortunadamente, el director es un buen hombre. Entiende las dificultades de su joven colega. Muy caritativamente le aconseja: -¡ No se canse hablando demasiado! Exija silencio, la mirada fija, los niños con los brazos cruzados y los pies juntos. Tampoco sea demasiado indulgente. Hace falta disciplina ¡ qué demonios! Mande al rincón a los más alborotadores. Mándeme a mí a los testarudos: ¡de ellos me encargo yo!

También el director le enseña a su ayudante cómo se tiene que hacer para organizar una buena lección, realizar un cuadro histórico y conseguir, sobre todo, cuadernos muy limpios.

-Mire usted, un buen cuaderno es lo que permite juzgar a un maestro, y ¡ a los chicos les gusta!
Aquellos eran buenos consejos, dados con muy buena intención, y resumían la manera de enseñar de hacía 50 años.

Pero a los pequeños de Bar-sur-Loup no les apetece escuchar lecciones cruzados de brazos. Les resultan mucho más interesante sus propias historias.

Joseph, el amante de los bichos, ha descubierto una pequeña oruga muy bonita con pelillos azules. La ha metido en una caja de cerillas y le da de comer pétalos de rosa…

Honore ha desgastado los zuecos nuevos que su madre le compró en Grasse.

Clementi enseña un viejo cuchillo que ha encontrado en el Puente del Lobo. Dice que si él quisiera cortaría el hierro con ese cuchillo.

Lulu ha traído tierra arcillosa de su jardín y ha ido haciendo figuritas de navidad y las esconde en su pupitre. De vez en cuando las saca y las enseña:
- Ves, él es Grasset y ella Grassette, y el pastor, y el afilador…
El maestro va escuchando lo que hablan y también piensa que lo que dicen es muy interesante.
Pero hay que leer y escribir, si no los chicos serán unos ignorantes. El maestro muestra las letras en el tablón de lectura con una larga vara que se desliza con un leve chirrido. Los rapaces miran la vara que se desliza, escuchan el leve chirrido, pero se les olvida ver las letras y las palabras…y las frases no tienen ni pies ni cabeza.
Acaban de entrar en clase: - Sentaos- dice el maestro.
Pero allí, alrededor del pupitre de Joseph, se ha aglutinado un grupo de alumnos…¿qué pasa? Con curiosidad el maestro se acerca. Un espectáculo inesperado se le ofrece a la vista: una carrera de caracoles.
-Apuesto a que gana el de color pardo.
-Yo apuesto a que gana el gris.
-¡No, va a ganar mi caracol atigrado!
-¡Verás como gana el verde gris!
Ya está el maestro en la pizarra y va escribiendo todo lo que están diciendo los chavales. Es el primer texto libre. Éste es:


UNA CARRERA DE CARACOLES

Joseph ha traído a clase unos caracoles y ha organizado una carrera.
-Apuesto a que gana el verde gris- dice Joseph.
-Lulu apuesta a que gana el gris.
-No, el que ganará es mi atigrado- dice Rin.
-Yo,-dice Jeannot- estoy seguro de que ganaráa el pardo…
Los caracoles van como les parece…
¡Victoria! Ha ganado el verde gris.

Todos



2 comentarios:

Concha dijo...

La pena es que todavía hoy se sigue pretendiendo el mismo tipo de disciplina y control de la clase que aconsejaba el director.

Anónimo dijo...

Gracias por tu comentario y por tus videos.Antonio